- Misa cantada, procesiones, rondallas y la visita de la ‘Tía Pastrana’ hacían de estas jornadas por y para la devoción, la verbena, el baile y la diversión una cita ineludible en el calendario local.
- La localidad también tenía Reina y Damas de Honor, y se elegía a la más ‘Guapa con Gafas’.
Comienza la cuenta atrás para una de las citas más destacadas del calendario local, las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Amor Hermoso. Coslada se engalana para disfrutar de días de asueto marcados por la música, la verbena, las actividades al aire libre, la charanga y el ambiente festivo que lideran las peñas. Vecinos y visitantes transitan de la Plaza Mayor al Recinto Ferial, dos de los puntos de encuentros más frecuentados en estas jornadas; pero no siempre fue así.
La hoy ciudad fue antaño un pueblo de jornaleros que disfrutaba del ocio en el merendero, junto al río y también en la zona de El Plantío, en los meses de primavera y verano. Era tiempo para ‘correr la calle’, en las plazas y parques y, por aquel entonces, había una fecha ineludible: 25 de enero, reservada para rendir tributo al patrón. Primero fue San Sebastián y, después, San Pablo, al que vitoreaban como ‘San Pablito’. Esta tradición data del siglo XIX, y consistía en una misa cantada que seguía con procesión. Las mujeres llevaban al Santo en andas, y los mozos animaban con rondallas al compás de un organillo mientras entonaban coplillas de la época pidiendo un aguinaldo de puerta en puerta. Después llegaba la tarde… y la noche. La música y el baile eran protagonistas indiscutibles en la pista reservada para el juego de pelota.
Y de ‘San Pablito’… se pasó a San Isidro, el 15 de mayo; hasta que, tras la Guerra Civil, los vecinos iniciaron una campaña para la recaudación de donativos destinados a la compra de la imagen de Nuestra Señora la Virgen del Amor Hermoso, a quien se rendía devoción el primer fin de semana del mes de junio. Este encuentro, que no duraba más de tres días, se ‘coronó’ como la ‘Fiesta Grande’. Arrancaba el sábado con fuegos artificiales; y el domingo quedaba para los actos religiosos, con misa y procesión entre las 18 y las 19. La comitiva recorría las calles del centro urbano: Begoña, Aguas y Constitución. Y el cierre llegaba con la fiesta taurina del lunes. Encierros en el campo y corrida en una improvisada plaza en la explanada de la iglesia o frente a la antigua Casa Consistorial sellaban los festejos.
A la cita no faltaba la ‘Tía Pastrana’. Este personaje se convirtió en estampa de las Fiestas Mayores de Coslada. Venía desde el pueblo de Guadalajara que le daba nombre, Pastrana, y era todo un acontecimiento porque traía con ella todo tipo de ‘delicatesen’ para el paladar. Pirulís, barquillos, obleas y piñones eran su especialidad.
‘GUAPA CON GAFAS’
Otra de las prácticas habituales era la elección de las Reinas y Damas de Honor, presentes en los eventos más significativos. Pero estas tres categorías no eran las únicas. También se elegía a la más ‘Guapa con Gafas’.
(Consulta el programa completo de fiestas pinchando aquí).