Es la piloto madrileña más laureada en la historia a sus 27 años
Por Goyo Ybort/Fotos cedidas por Irina Gorodniakova
Cinco semanas después de completar el Campeonato del Mundo de Trial como la segunda mejor piloto -este año empatada a puntos con su compatriota Berta Abellán-, la madrileña Sandra Gómez Cantero (Husqvarna) ha logrado lo que constituía su mayor reto reciente.
Sandra tenía como objetivo inicial para 2020 “ascender posiciones entre los chicos, en la general; y, como mayores retos, poder completar Erzberg y Romaniacs”. Las dos pruebas extremas por excelencia que suelen integrar el denominado WESS (World Enduro Super Series).
La polifacética deportista de Cercedilla (Madrid), que ya había llamado la atención en la cita austríaca ErzbergRodeo entre 500 pilotos en la anterior edición; se había entrenado a conciencia, en esta particular temporada mermada por la pandemia de la Covid-19, para afrontar la 17ª Red Bull Romaniacs de Rumanía de nuevo en la máxima categoría Gold Class, donde en 2019 sólo pudo completar dos de los cuatro días de competición. Fue en esta prueba, donde Gómez Cantero debutó en la exigente disciplina del hard enduro en 2015 y con una máquina de sólo 125 c.c.
Y Sandra, a su segundo intento dentro de la gran clase, se ha convertido en la primera mujer del mundo en superar el evento rumano, concluyendo en una sensacional decimotercera posición absoluta, con 12 hombres por delante y otros 10 por detrás, después de acumular más de 28 horas reales sobre su Husqvarna, penalizaciones aparte.
UNA EDICIÓN MUY ESPECIAL
En esta edición para valientes, en un año tan especial y repleto de medidas de seguridad sanitaria, se citaron el 27 de octubre en Sibiu, el corazón de Transilvania, más de un centenar de participantes originarios de una treintena de países de los cinco continentes, para afrontar el hard enduro más largo del mundo, que consta de una prólogo y cuatro jornadas por montañas con sesiones de entre 7 y 10 horas sobre la moto. Este año con 500 km. y medias diarias de sólo 12 o 14 km/h.
Claro que en la clase oro, la madrileña volvía a ser la única mujer asistente entre una veintena de expertos pilotos, procedentes del enduro y del trial. En esa máxima categoría, en la última década, solo una veintena de participantes, de media, lograron alcanzar la meta; tan sólo en 2016 lo consiguieron 45 pilotos.
Gómez fue vigésima en la prólogo de este año, rondando la hora de carrera. En la primera etapa se metió 19ª de la general, acumulando ya 11 horas y 16 minutos (6 horas más que el líder). La segunda jornada, la madrileña fue 17ª pero seguía 19ª de la general, con casi 18 horas y 35 minutos.
En la tercera etapa salió fuertemente penalizada debido a no completar el recorrido por rotura del ventilador, pero ascendió al 16º puesto, acumulando 41 horas y 26 minutos. Y en el cuarto y último día, de unos 110 km., Sandra alcanzaba la 14ª posición después de 8 horas y 54 minutos de pilotar por las montañas; y ello le reportaba cruzar la meta en una magnífica decimotercera plaza con 52 horas y 21 minutos, 21 horas menos que en la cuenta del último piloto clasificado en su categoría.
El triunfador de esta decimoséptima edición fue el mismo que en 2019, el alemán Manuel Lettenbichler (KTM), con tiempo de 20 horas, 27 minutos y 11 segundos. Segundo fue el británico Graham Jarvis (Husqvarna), a 2 minutos; y el podio lo completó Alfredo, el hermano de Sandra, a casi 14 minutos del vencedor. Alfredo ya había sido segundo en las ediciones 2019, 2016 y 2013 y tercero en 2015.
Otro madrileño, Mario Román (Sherco), que fue segundo en 2017, acabó este año en sexta posición.
La joven y experta deportista de Cercedilla (Madrid) es una de las pocas mujeres en el planeta que se atreve a competir en la modalidad de súper enduro (todoterreno que concentra todos los obstáculos posibles en un circuito corto y muy selectivo), y está entre las escasas que son capaces de afrontar, y completar, carreras mundiales de hard enduro (todoterrenos de carácter extremo por superficies, desniveles y obstáculos).
Sandra ha completado su decimoctava temporada en competición de trial, estando en su decimocuarta campaña en alta competición internacional -prácticamente la séptima dentro de las modalidades de enduro-, pese a tener solo 27 años de edad.
DECLARACIONES DE SANDRA GÓMEZ CANTERO
“Después de comprobar la dureza de esta prueba, dentro de la categoría Gold en 2019, me propuse entrenar el doble para no pensar que aquello era imposible; y he acudido muy motivada.
La jornada de prólogo me fue bien, pero es apenas 1 hora de moto para decidir el orden de salida de la primera etapa.
Esa etapa inaugural fue más bien rápida, pero los últimos 25 kilómetros eran mortales por la dificultad que llegaba después de 110 km. sobre la moto. Llegué a la meta ya atardeciendo y en este tiempo en el bosque, pues… Pasé miedo en el tramo final, ya que había pasos de piedras en medio de una ladera muy inclinada en la montaña; y en esta prueba, tu estás sola y con cuatro herramientas básicas, mapa de emergencia, (que si lo abres estás fuera de carrera), manta térmica, brújula, móvil y bengalas.
A la segunda etapa salí más concentrada y tardé casi 7 horas, sobre el trazado de unos 109 km., con zonas muy técnicas que las pasé muy bien y perdí muy poco tiempo. Fui rápida por la mañana, para avanzar en la jornada.
El tercer día iba muy bien, adelanté a unos cuantos pilotos, pero subiendo una montaña empezaron los problemas del ventilador, y como podía quitarme un día (cargándose de penalización), lo tuve que dejar para conservar la mecánica y a mí misma. Era el día más duro a priori, llovió, nevó, cambiábamos de montaña y hacía más frío. Pasé mucho frío en las dos primeras horas.
Y el cuarto y último día, de alrededor de 110 km., tiré a muerte desde la salida. Se trataba de una etapa de pocos kilómetros pero muy intensa, subiendo y bajando montañas, sin posibilidad de tramos de aceleración. Me pilló bastante niebla y pese a la señalización no veía y tenía que ir tirando de GPS, por lo que se endureció. Iba en un grupo de unos cinco pilotos y les veía algo tocados, mientras yo intentaba superar mi cansancio. Con la lluvia y el barro deslizante, la moto se te iba de delante en cada bajada de todas las laderas, creo que me caí unas cuatro o cinco veces en cada descenso. Del grupo con que solía rodar, más o menos todos los días, ninguno acabó esta jornada.
Mi reto era terminar, pero hacerlo la 13ª es tremendo. Ojalá haya pilotos femeninas que se animen en próximas ediciones”.
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