La noria

Todo lo que sube, baja. Y con este principio, la noria da vueltas, se para, vuelve a avanzar, va lenta, acelera, pero lo que nunca cambia es que aquello que estuvo abajo vuelva a estar arriba, y aquello que estuvo arriba, vuelva a bajar. Lo que no controlamos es el intervalo de tiempo que pasa entre ascender y descender. Quitemos la palabra «noria» y pongamos «partido político». En estas elecciones, el PSOE ha perdido tres diputados y su principal aliado, Unidas Podemos, perdió siete, una caída que no se compensa con los tres de Más País. Ciudadanos, por su parte, pasó de 57 a 10 escaños haciendo el centro irrelevante, y el ascenso del PP y de Vox consolidan las posiciones más a la derecha. Porque la segunda fuerza ha sido el PP, que sube de 66 a 88 diputados, y la tercera Vox, que ha alcanzado los 52. Un sube y baja de apenas seis meses de diferencia. A nivel local, el Partido Socialista ha sido el más votado en Puente y Villa de Vallecas, pero disminuyó sus apoyos mientras que el PP los recuperó en cerca de 4% en ambos distritos. Y así las cosas, ¿qué panorama nos espera? El de la noria, sin duda, porque el que hoy sube y hace coalición, mañana volverá a bajar. Y mientras tanto, quienes formamos parte de la rueda, los que estamos subidos o alrededor, los que empujamos, los que votamos, seguiremos viendo cómo da vueltas con el alma en vilo y la espada de Damocles al cuello, sin saber si ha merecido la pena el esfuerzo o nos enfrentamos a una nueva recesión en la que bien nos hubiera gustado ahorrarnos los 75 millones de euros que nos costó la repetición de elecciones. Pero votamos. Les hemos vuelto a dar un voto de confianza, nunca mejor dicho. Hemos asistido a la «fiesta de la democracia», una vez más, por tercera vez este año, que si bien es cierto que la gran triunfadora -por civismo-  ha sido la participación, tampoco es plan pasarnos la vida viendo cómo unos suben y otros bajan, a nuestra costa. Bien sea que ahora no nos lleguen con un pacto que pudieron  haber hecho hace seis meses, porque de tanto rodar, la noria -como toda máquina- también se puede detener. Y si no, que miren hacia Latinoamérica. Porque todo lo que sube, baja.

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