La lucha contra la crisis climática: ¿Qué le pasa al planeta?

Llevamos años escuchando que debemos cuidar nuestro planeta, el único que tenemos -de momento. Pero quizás algunos todavía no sepan exactamente de qué hay que cuidarlo y cómo hacerlo. No se preocupen, aquí se los vamos a explicar para que juntos podamos cuidar el ecosistema en el que vivimos y evitar así situaciones que lamentar.

La situación

2019 ha sido un año crucial para la lucha contra la crisis climática, ya que la causa y consecuencia de esa crisis han crecido a niveles alarmantes. Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) –la causa– y el aumento de la temperatura –una de las consecuencias– no tienen visos de remitir. De hecho, 2019 ha sido el segundo año más cálido jamás registrado desde que hay mediciones fiables, que arrancan en 1850. El Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), que depende de la Unión Europea (UE), ha sido el encargado de la medición mediante la cual 2019 quedó solo cuatro centésimas por debajo del año récord, 2016. «Es innegable que se trata de señales alarmantes», señaló respecto del informe, Jean-Noël Thépaut, director del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo de la UE.

Por supuesto, las señales ya estaban ahí. Julio pasado fue el mes más cálido registrado en 140 años, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. En agosto, Antonio Guterres, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), decía en una conferencia de prensa: «Siempre vivimos veranos calientes. Pero este no es el verano de nuestra juventud».

Ese aumento de la temperatura, según la opinión de la comunidad científica, está impulsado por los gases de efecto invernadero vinculados a la actividad humana. El principal es el dióxido de carbono y la mayor fuente emisora son los combustibles fósiles –petróleo, gas y carbón–, que acumulan el 75% de todo ese CO2. Según el informe anual del Global Carbon Project –un grupo internacional de científicos que lleva desde 2006 radiografiando este problema–, 2019 se cerrará con un incremento de las emisiones de CO2 del sector fósil de un 0,6% respecto al año anterior.

En principio, este leve incremento o estancamiento podría considerarse una buena noticia, ya que el aumento de las emisiones es sensiblemente menor al de años anteriores: en 2018 crecieron un 2,1% y en 2017 un 1,5%. Pero ya no basta con un estancamiento para afrontar esta crisis.

En definitiva, en 2019 se registraron temperaturas record en todos los continentes, se produjo un rápido derretimiento de hielo del mar Ártico, asistimos al incendio del Amazonas -el pulmón vegetal del planeta- y al de Australia, que lleva más de tres meses en llamas, se ha cobrado decenas de vidas humanas y miles de vidas animales de la fauna nativa. La superficie quemada es del tamaño de la isla de Irlanda y el humo llegó recientemente hasta Argentina.

La COP25

La Conferencia de las Partes o COP es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). En ella, los jefes de Estado y de Gobierno, o en su nombre los ministros, toman decisiones para intentar mitigar los efectos de la crisis climática derivados de la acción humana. La última edición (COP25) se llevó a cabo en Madrid, donde durante 15 días (ha sido la cumbre más larga de la historia), los representantes de más de 200 países han intentado llegar a un acuerdo para cuidar el planeta.

Pero ese acuerdo no ha sido el esperado. Es cierto que allana el camino para cumplir los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, pero deja en manos de la Cumbre de Glasgow, en 2020, que los países presenten objetivos más ambiciosos en cuanto a reducción de CO2.  El texto resultante ha sido calificado como muy genérico e insuficiente, pues en él se   reconoce la importancia de la acción climática que lleven a cabo los gobiernos y les invita a poner en marcha estrategias para limitar los efectos de la emergencia climática. Sin más.

El punto más polémico que se abordó en la Cumbre fue el de los mercados de emisiones de gases de efecto invernadero. La idea era desarrollar mecanismos para que los países puedan intercambiar derechos de emisiones de CO2 aunque, al final, tampoco se ha llegado a un acuerdo.

Otra de las aspiraciones de la Cumbre pasaba por que los países presentaran planes de recortes de emisiones más duros, pero al final, sólo 84 países se han comprometido y entre ellos están España, Reino Unido, Francia o Alemania. No se unió a este compromiso ni Estados Unidos, ni China, ni India, ni Rusia, entre otros. Todos ellos responsables, conjuntamente, del 55% de las emisiones del mundo.

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros?

Pero la responsabilidad de lo que está pasando no es solo de los gobiernos. De hecho, ellos tienen que encontrar la solución a un problema que hemos creado entre todos. De modo que si todos nos comprometemos individualmente, el proceso será más llevadero y, quizás, podamos atravesar la crisis con mejores resultados finales. De hecho, tal vez así contemos con la suerte de seguir teniendo un planeta en el que vivir.

Lo que podemos hacer es muy sencillo. Aquí compartimos cinco gestos cotidianos que requieren poco esfuerzo pero ayudan mucho al planeta:

1.- Separa los residuos: Asegúrate de que cada residuo acabe en el contenedor que le corresponde y así facilitarás la labor de las plantas de reciclaje y potenciarás enormemente la eficacia del proceso para que los materiales vuelvan a utilizarse. Y no olvides que la electrónica también se recicla.

2.- Ahorra energía y agua en casa: Desconecta los electrodomésticos cuando no se usan, reduce el uso de aire acondicionado o calefacción, realiza un buen mantenimiento de los aparatos eléctricos, apaga las luces que no necesites, abre la nevera solamente cuando haga falta, usa las escaleras en vez del ascensor, cierra el grifo cuando no lo uses y no eches el papel en el retrete.

3.- Usa el transporte público: Si vas en metro, autobús, bicicleta o, mejor aún, si caminas siempre que puedas, evitarás emisiones de gases de efecto invernadero.

4.-Reduce la Basura: Se estima que al menos un tercio de toda la comida que se produce termina en la basura. Reutiliza las sobras siempre que puedas. Y para generar menos basura municipal, no imprimas lo que no necesites, rellena los cartuchos de tinta en vez de tirarlos, usa en el trabajo tu propia taza de café y reutiliza el material escolar o de oficina.

5.- Reciclar, reducir y reutilizar. No basta con reciclar y reducir, también hace falta reutilizar para que el proceso sea verdaderamente eficiente. Es decir, darle una segunda oportunidad a un producto cuya vida útil parecía acabada. Además, la reutilización es un proceso en el que pueden participar los más pequeños. Seguramente den con usos sorprendentes para toda clase de objetos que los adultos consideramos inservibles.

¿Qué son los gases de efecto invernadero y cuál es el problema con ellos?

Son gases presentes en la atmósfera, que absorben la radiación solar y permiten aumentar la temperatura del aire a valores aptos para la vida humana. De esta manera es que se produce un efecto de calentamiento en la atmósfera, tal como ocurre en un invernadero y de lo cual proviene el nombre.

A pesar de ser un efecto natural, durante el último siglo ha aumentado gran parte de la concentración de estos gases debido a la industrialización y la emisión de gases producidos por la acción del ser humano, como la utilización de combustibles fósiles o la tala de árboles, acciones que contaminan el aire y la atmósfera del planeta tierra y producen, como consecuencia, problemas ecológicos como el calentamiento global.

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