Su magia no está solo en la habilidad con la que hace aparecer y desaparecer cartas o monedas. Su verdadera magia está en la manera tan impresionante y cautivadora que tiene de contar historias con su baraja de cartas. Es ilusionista desde hace más de diez años y luego de tres procesos migratorios la tenemos aquí, en Madrid, presentando su nuevo show: “La Maga”, en Cacao RestoBar, de miércoles a domingo, para recordarnos, en Navidad, que la magia está dentro de cada uno de nosotros.
“Este era un show que yo quería hacer desde que terminé Got Talent porque entendí que las cartas y las historias me llevaban a una magia de cerca que yo quería mostrar en íntimo. Así que esto es La Maga, que es en una cueva muy especial, donde pasan cosas muy raras y muy bonitas que no tienen explicación. Es un show que cuenta mi propia historia, mi vida personal y mi trayectoria”, explica La Maga. El show es los miércoles, jueves y viernes es a las 20:00 hrs y los sábados y domingos a las 17:00 y a las 20:00 Hrs. Estará allí hasta febrero 2020.
Sin duda esta es una oportunidad única para conocer esta historia, que es también la historia de todos nosotros, contada por una persona con magia en las manos y en la voz, que nos recuerda lo que esencial en nuestra vida. “Yo me defino como soñadora y perfeccionista. Me gusta mucho soñar en grande pero me gusta mucho cumplir mis sueños y el ser perfeccionista es algo positivo pero negativo a la vez porque muchas veces me frena un poco porque “hasta que no está perfecto no sale” y es algo con lo que he luchado pero también es algo que me identifica en cada trabajo que hago”, comienza diciendo esta maga que desde niña soñaba con ser una artista.
“A los 10 años descubro la magia a través de la televisión. Ví un mago en la tele y me quedé totalmente cautivada. No recuerdo muy bien quién era el mago ni lo que hacía, solo recuerdo lo que sentí y en ese momento dije que yo quería hacer magia para hacer sentir a los demás lo que yo acababa de sentir. Entonces me puse a jugar que era maga. Nuestra pasión nace desde pequeños. Es nada más pensar cuál era mi juego favorito de pequeño y eso tiene que ver con lo que te apasiona hoy en día. Hay mucha gente que lo deja a un lado y hay quienes sí lo persiguen. Es como que mientras crecemos vamos perdiendo ese norte que de niños teníamos tan claro. Yo hacía shows de magia con trucos que me inventaba porque no tenía acceso a nada de eso, no había shows, no había tienda de magia en Punto Fijo, yo me lo inventaba todo. A mí me encantaba jugar a que era artista”, nos ha contado en exclusiva esta Maga soñadora y perfeccionista que no ha parado de perseguir sus sueños.
Colombia, Panamá y España: un periplo hasta encontrar su lugar
Hace ya más de un año que Dania vive en Madrid, pero antes de eso, estuvo en dos países a los que les está muy agradecida pero cree que ahora sí que ha encontrado su lugar. “De cada país tengo cosas muy positivas que contar, como también cosas negativas que no conectaban conmigo. Por ejemplo Colombia, el primer país al que emigré, específicamente Bogotá, que le llaman “La Nevera” porque hace un frío horrible, creo que no fue la mejor decisión porque yo amo el calor, vengo de Punto Fijo, playa, sol. Y eso me pegó mucho. Sin embargo, llegué conociendo la cultura, la gente, saliendo, me recibieron los magos que son una comunidad maravillosa, tienen una escuela increíble de magia en Bogotá, así que conocí muchos magos que me ayudaron, me pasaban shows, me estaba haciendo un huequito, pero no conectaba con la ciudad. Luego me contratan para un festival en Panamá y cuando veo la ciudad, que era más calorcito, más caribe y resulta que tenía amigos del colegio y decidí irme a vivir para allá, donde el proceso de conectar con gente fue mucho más fácil, pero la cosa iba muy lenta a nivel laboral, me estaba comenzando a quedar sin dinero y entonces empecé a hacer magia en la calle, en autobuses, porque no tenía ni un dólar y cuando me bajaba del autobús, entregaba currículos en distintos sitios y así me contratan en un restaurante para hacer magia en las mesas, pero me faltaba algo más”.
No es fácil sentirse en casa, estando tan lejos de casa. Dania lo ha vivido en carne propia en tres ocasiones. Al parecer, como dicen por allí “a la tercera va la vencida”. “Una amiga me dijo que en Panamá no estaban valorando lo que yo hacía y que me viniera a España, pero yo no quería porque me daba miedo irme tan lejos. Así que solo vine a concursar al Nacional de Magia de España y gané un premio y eso me dio la confianza para venirme a vivir porque sentí que podía estar a la altura de la gran competencia que hay aquí”, aseguró.
Sobre Got Talent, la fama y la autenticidad
“Me vine a un festival de magia de tres días y me quedé porque las cosas comenzaron salir solas: festivales, shows, contratos, ofertas. Y entonces me llamaron de Got Talent y yo supe que esa era la manera de darme a conocer”. El resto es historia. Dania dejó nuestro nombre en alto en uno de los programas con mayor rating de la televisión española, donde ganó dos botones dorados y llegó hasta la final.
“Yo preparé un número para el programa, para contar quién era yo, era de hecho la magia más personal que había hecho en mi vida porque hasta ese entonces yo solo había hecho magia cómica, más de rutina, pero cuando hice ese número no sabía lo que iba a pasar después, yo no sabía que eso iba a definir mi línea en la magia. Cuando me dan ese pase de oro fue como si todo lo que había vivido -lo bueno, lo malo- me había llevado hasta ese punto y yo dije: “Tenía que haber vivido todo esto para poder llegar hasta acá”. Eso me enseñó muchas cosas, aprendí muchas cosas y valoré mucho más ese pase de oro. Si yo hubiese llegado directa de Venezuela y a los tres meses me daban un pase de oro, no lo hubiera valorado tanto como en ese momento lo valoré después de toda la “roncha” que había pasado. Así que fue un momento súper mágico, súper bonito que le contaré a mis nietos”, explicó.
Pero no todo fue alegría e ilusión. También hubo muchísima presión y estrés. “La fama no sabes lo que es hasta que lo vives y más si te llega así tan rápido porque si es progresivo, te vas adaptando, pero si un días estás en el metro y al día siguiente la gente te ve raro, pues por un lado es muy bonito pero por otro, muy agobiante. Era mucha presión. Todo el mundo me decía que yo iba a ganar, pusieron muchas expectativas sobre mí y ya yo tenía mis propias expectativas que me costaba superar, imagínate las de los demás. Y llegué a la final queriendo mostrar otra faceta de mi trabajo con la magia. Ya yo había ganado premios con mi magia de escenario, sin hablar y me sentía capaz de hacer un número bonito con eso. Porque no sabía el poder que tenía contar historias con mi voz, me lo empezaron a decir pero yo no me lo creía porque nunca nadie me lo había dicho. Entonces monté esta rutina de una niña en su habitación y donde quería contar que para los niños todo es mágico, todo es posible, que era lo que yo vivía de niña. Pero no se transmitió como yo quería porque no estaba cuajada. Y más allá de todo lo que pasó en la final, yo aprendí muchísimo y allí me di cuenta del poder de mi voz, de mi palabra y del estilo de magia que yo quería hacer, la que más me apasiona”.
Finalmente, Dania envió un mensaje a todos los soñadores: “Mi vida se resume en cuatro palabras esenciales en la vida de cada ser humano. La primera es pasión, ponerle pasión a cada cosa que haces, la segunda es perseverancia para cumplir ese sueño; la tercera es paciencia porque las cosas no pasan de la noche a la mañana, así que mucha paciencia y por último las personas, porque sin las personas yo no estuviera hoy aquí, las personas son esenciales en la vida y rodearte de personas positivas, que crean en ti, es lo que más te va a potenciar para alcanzar lo que quieras alcanzar”, finalizó.