El cantaor y bailarín malagueño presenta nuevo trabajo, acompañado, por primera vez en su carrera, de un completo elenco de artistas de alta alcurnia musical.
“En mi delirio”se presentó el pasado 5 de marzo en la sala café Berlín de Madrid.
El nombre de Sebastián Heredia Santiago, o más bien su apodo: Cancanilla, pasará a los anales de la historia flamenca como uno de los grandes artistas que han encumbrado al género. Sin embargo, el periplo del reconocido cantaor y bailarín malagueño por los tablaos está lejos de escribir su epitafio. Cancanilla ha presentado su nuevo disco “En mi Delirio”, trabajo con el que recorre el cante jondo acompañado por un completo elenco de músicos de rancio abolengo. Así, el pasado 5 de marzo, el Café Berlín de Madrid acogió el acto de presentación del último proyecto del artista.
A través de “En mi Delirio”, Cancanilla hace un pasaje por los cantes tradicionales, arrancándose por tangos, fandangos, seguiriyas y soleás. Todos los palos interpretados bajo un foco vanguardista, pero sin perder de vista la raíz. Y es que el sonido puro y ortodoxo con el que el malagueño rubrica sus actuaciones bien le ha valido un hueco en los altares del flamenco. Esa devoción que muchos sienten a su persona ha hecho que, por primera vez en su carrera, Cancanilla esté arropado por un conjunto de músicos de primera fila.
Así, en esta nueva andadura acompañaron al cantaor el guitarrista José Losada, productor y maestro a las seis cuerdas con un árbol genealógico que alcanza todos los palos; el reconocido percusionista Bandolero, quien marcó el compás con su amplio abanico instrumental; Joni Losada, al teclado, bajo y mandola; y, por último, pero no menos importante, Loli Abadía, quien participó en los coros. También se hicieron notar en esta faceta los compositores Rafa y Koki Campos, cuyas voces son bien conocidas en el panorama musical español.
Sobra decir… Cancanilla
Dicen que ‘de casta le viene al galgo’ y aunque por las venas de Sebastián Heredia corre sangre cantaora, a su corta edad, el artista ya demostró que su arte trascendía los lazos de una brillante estirpe, y no sólo por la voz, sino por la nerviosa y cautivadora manera de moverse, lo que llevó a sus propios progenitores a apodarle Cancanilla. Y es que sus primeros pinitos le llevaron a patearse buena parte del globo terráqueo, haciendo las américas de norte a sur, pasando por Angola, Jordania y muchos países europeos.
En Madrid, fue reclamado en el emblemático tablao de Manolo Caracol y compartió espacio con la bailaora Blanca de Rey en el Corral de la Morería. Ya en el año 1998 ganó el premio ‘Enrique El Mellizo’ en el XV Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. De entonces a esta parte, el cante y baile de Cancanilla ha levantado pasiones allí donde pisa, ganándose el reconocimiento de la afición. Ello le ha llevado también a compartir tablao con otros grandes del género, como Camarón, Fosforito, José Mercé, Chano Lobato y un largo etcétera.