En el marco del centenario del nacimiento de Joaquín Rodrigo, la Orquesta Cruz Diez se presentó en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez, para rendir un sentido homenaje al compositor español. Alrededor de 60 músicos, bajo la batuta del joven y talentoso director venezolano Manuel Jurado, dieron un concierto inolvidable.
Manuel Jurado tiene 28 años y desde los 11 años forma parte del «Sistema», como se le conoce a la obra del Maestro Abreu. «Desde los 12 años comencé a dirigir orquestas. Mi maestro fue el Maestro José Antonio Abreu, que fue una pieza muy importante en mi vida. Doy gracias a Dios que comencé desde tan joven a desarrollar mi carrera y eso fue gracias al Sistema», asegura Manuel, con ilusión en la mirada.
Jurado hizo énfasis en la importancia de un proyecto como El Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, donde él se formó como director desde muy niño y al que pertenecieron la gran mayoría de los músicos que hoy conforman la Orquesta Cruz Diez. Jurado aseguró que quiere ayudar a los músicos en Madrid, como el sistema lo ayudó a él. «Vengo de una familia humilde, donde muchas veces para comer era difícil. Pero mis padres siempre me apoyaron muchísimo (…) Y fue la música la que me ayudó a olvidarme de los problemas económicos (…)Una anécdota: Una vez llegó un niño y el Maestro le preguntó si había ido a clase y si había comido. El niño venía de un pueblo que para llegar había que pasar un camino de tierra y demás. Entonces el niño dijo que no había comido y el Maestro le mandó a comprar algo. Luego de comer le preguntó a dónde se iba a ir si ya era tarde y lo alojó en el Hotel Hilton y el niño asombrado, la mamá llorando y cuando se va, yo le pregunto al Maestro que por qué había hecho eso de alojarlo en el hotel 5 estrellas y él me dijo: “Él tiene que aprender a dónde debe aspirar, a dónde debe llegar y dónde tiene que dormir. Él esta noche se va a olvidar de la colchoneta que puede tener en su casa y va a soñar con volver a estar ahí y va a trabajar duro para conseguirlo”. Esos son valores que nos dejó el Sistema», nos contó el joven director que ha dirigido a nivel internacional, gracias al Sistema. Incluso ante 14.000 personas en Toronto, uno de sus retos más grandes, dice.
Hace tres meses la Orquesta era solo un dibujo
Jurado explicó que al llegar a España, en 2017, solo quería hacer música, pero cuando su novia quedó embarazada comenzó a buscar trabajo. «Tocas puertas, dicen que te van a apoyar pero después no te llaman y se va pasando el tiempo (…) Conseguí trabajo en un Salón de juegos y yo me iba a tomar un año sabático de la música, pero no pude, estaba triste, frustrado y un día hice un dibujo de una orquesta, de cómo la imaginaba y sabía que tenía que salir de ahí, hacer música y respirar», explicó.
Un mes y medio después comenzaron a ensayar y 5 semanas luego, se presentaron en la Plaza Colón, en el mes de octubre, donde hicieron su lanzamiento en un concierto al aire libre al que asistieron cerca de 3500 personas.
Replicar el modelo social del Sistema
Ese es uno de los objetivos de Manuel Jurado y su equipo. «Acabo de renunciar a mi trabajo en el salón de juegos porque este ya no es solo mi sueño, sino que ese dibujo que yo hice un día, hace tres meses, ya se convirtió en el sueño de muchos y como yo comencé esto, ahora me toca responsabilizarme por ayudar a toda esta gente. Yo no sé cómo voy a hacer para mantenerme, pero sé que tenía que apostar todas las fichas a este proyecto porque sé que así como el Sistema cambió muchas vidas, sé que esto también va a cambiarla vida de muchos músicos», dice entusiasmado.
Y ¿cómo piensan replicar el modelo? consiguiendo becas, ayudas, formación. «Queremos conseguir manutención para los músicos, para que se dediquen a la Orquesta, a dar clase, porque tenemos a muchos maestros importantísimos del Sistema, que conocen la pedagogía y nos están llegando niños que quieren participar a ver si formamos una Orquesta Infantil. ese momento llegará, está a la vuelta de la esquina, pero hay que luchar para que pueda suceder», explicó Jurado.
Finalmente, el joven y talentoso director, ha dejado un mensaje a los venezolanos de la diáspora: «Emigrar es muy difícil, con sentimientos encontrados. Pero siempre hay algo que te da la fuerza. En mi caso es mi hijo, porque yo quiero que se sienta orgulloso de su padre, por mi novia, por mi madre y todo el tiempo que invirtió ella, todo el sacrificio para que yo fuera un gran músico y el consejo es que no pierdan la fe. Podrás estar lavando platos, barriendo, en una sala de juegos como estaba yo, pero siempre trata de tener la constancia y buscar la manera de que hacer que tus sueños se puedan cumplir. Hace dos meses la gente me decía que esto era imposible y aquí estamos. Lucha siempre por tus sueños porque se hacen realidad».
JOAQUIN RODRIGO. Su nombre completo es Joaquín Rodrigo Vidre. Al terminar sus estudios en la Escuela de Musica de Venecia (1927), se muda a París para estudiar con Paul Dukas. En 1948 asume la cátedra Manuel de Falla en la Universidad de Madrid. Conocido en todo el mundo por su Concierto de Aranjuez (1940), para guitarra y orquesta, que se estrena en Barcelona y que sigue siendo considerado uno de los mas representativos de la música española.
Puede decirse que con esta pieza se coloca a la vanguardia de la música española hasta futuros cambios propuestos por las nuevas generaciones. Ciego desde los trece años, es la síntesis entre el clasicismo del siglo XVIII y el folclore español. El éxito de su Concierto de Aranjuez lo motiva a escribir conciertos para piano (1942), violín (1943), violonchelo (1949), arpa (1952) y para cuatro y dos guitarras (1965-1967).
Se destacan Canción española y El cántico de la esposa, sobre textos de san Juan de La Cruz. Crea para piano y voz Música para un códice salmantino (1953), para guitarra y orquesta su Fantasía para un gentilhombre (1954) y para orquesta y violonchelo el concierto Divertimento (1981). En 1951 estrena Sonatas de Castilla. Su extensa discografía ayuda a la difusión y auge de la guitarra.