By Carolina Ulloa – UTH Florida University
Aunque la productividad parece un concepto sencillo, en la práctica es bastante difícil de definir. ¿Qué significa realmente ser productivo? ¿Es cuestión de horas trabajadas, correos enviados, ventas logradas o clientes satisfechos?
Cada líder tiene su propia interpretación, lo que genera confusión y, en muchos casos, una creciente “ansiedad por la productividad”. De hecho según las estadísticas, ocho de cada diez trabajadores temen no estar haciendo lo suficiente.
A esto se suma una “crisis de estancamiento del rendimiento”, donde muchas empresas observan una falta de progreso en la productividad. Sin embargo, el problema no es tanto la productividad en sí, sino cómo se mide. Comprenderla realmente implica un cambio de enfoque: conectar el trabajo de las personas con los resultados del negocio.
A nivel individual, las empresas aún priorizan el esfuerzo medible: horas trabajadas o tareas completadas. Sin embargo, métricas más significativas, como la retención de clientes en lugar de la cantidad de llamadas atendidas, suelen ser más útiles. La verdadera dificultad radica en establecer conexiones claras entre las acciones individuales y los resultados finales.
Aquí es donde tecnologías como la inteligencia artificial (IA) están transformando la forma en que se mide la productividad. La IA permite integrar datos aislados, revelando relaciones antes invisibles. Además, herramientas de IA con capacidades de procesamiento del lenguaje natural están democratizando el acceso a análisis complejos.
Esto permite a los líderes plantear preguntas clave, como por qué las ventas están cayendo en una región, y obtener respuestas accionables basadas en datos. Así, pueden descubrir problemas como la alta rotación en equipos de ventas y tomar medidas específicas.
Sin embargo, la tecnología no es la solución completa. La gestión tradicional sigue siendo crucial, especialmente en el establecimiento de objetivos claros y significativos. Los objetivos y resultados clave son una herramienta eficaz para alinear a los equipos con las metas de la empresa.
Las empresas que adoptan OKR reportan un impacto positivo, con equipos que son hasta cinco veces más productivos al priorizar su trabajo.
En última instancia, combinar tecnologías avanzadas con estrategias de gestión efectivas permite a las empresas conectar mejor a sus empleados con los resultados del negocio. Esto no solo mejora la productividad, sino que también reduce la ansiedad de los equipos al darles claridad sobre su impacto. Así, tanto empresas como trabajadores pueden enfocarse en lo que realmente importa.